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lunes, 30 de mayo de 2011

Un jefe, un líder, un patrón…

Entre los profesionales de los RRHH, el paradigma imperante en relación al liderazgo gira en torno al denominado “liderazgo situacional”.
En pocas palabras, el “liderazgo situacional” no reconoce a un estilo de liderazgo como mejor o peor, sino que es el contexto el que determina el éxito o el fracaso de un taxativo estilo de comandar.
Estableciéndolo de otro modo, para determinar que estilo de comandar le va a convenir a una organización, los profesionales de RRHH deben observar el escenario contextual en el cual la misma está inmersa.




Como lo muestra el gráfico anterior, si la empresa se encuentra en la etapa “formacional” es conveniente orientar el trabajo hacia la tarea ya que la motivación es alta y la competencia de las personas no. A ese estilo lo denominamos “DIRECCION”.
A medida que la motivación baja pero la competencia empieza a crecer, es conveniente encuadrar el liderazgo hacia las relaciones, a los fines de mantener el equipo implicado. Este estilo es el de “TUTELA” u “ORIENTADOR”
Si nuestra empresa, sin embargo, encuentra que su situación se enclava en un estado en donde la motivación sigue siendo baja pero la competencia es alta, se dice que el estilo de liderazgo más positivo es el de “SOPORTE” donde el jefe es un apoyo participativo y orienta su trabajo a las “relaciones”.
Por último, si la organización encuentra a sus filas altamente motivadas y altamente capacitadas llega el momento de la “DELEGACION” (o Empowerment), momento en donde la orientación vuelve a las tareas y donde cada persona es su propio líder pasando el jefe a ser uno más.
Otrora se pensaba que el mejor jefe era el que lograba este Empowerment, que lograba que cada uno este motivado y capacitado al nivel más alto que se pueda alcanzar. Hoy en día se comprobó que esto no es lo esencial. Lo esencial es saber que estilo conviene más a la hora de liderar una empresa. Si se ubica concienzudamente el estilo de líder, o si se prepara al mismo para ser lo que “el momento necesita” tenemos más chances de lograr un liderazgo exitoso, el cual favorece al propio líder y a las personas lideradas.
La teoría no deja de ser teoría y, muchas veces, lo ideal es enemigo de lo posible. Pero creemos que entrenando y capacitando a los líderes en el liderazgo, lograremos instaurar una situación donde gana la empresa y el empleado. 

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